La nueva temporada dio comienzo con las altas de la colocadora brasileña Luciana Branco da Silva, Marta García (la hoy líbero del Haro Rioja Voley, internacional española), que procedía del Castañeda, la joven central argentina Rebeca Kruse, procedente del CD Aristos de Madrid, además de Ángela Becerril, Ana Villegas, Aroa Sánchez y Cira Domínguez, procedentes de las categorías inferiores. En el apartado de bajas se contabilizaron las de Araceli Hernández, Marcela Jaur, Ana López, Alejandra Gómez y Carmen Díaz. Renovaron Erica Campbell, Rocío Ortiz, Eva Bustamante, Eneida Cabo y Laura Soto. Antonio de Vergas seguiría una temporada más a cargo de la dirección técnica.
El Caja Cantabria quedó englobado una temporada más en el Grupo A de la liga FEV, junto a CV Cuesta Piedra Mazzoti de Santa Cruz de Tenerife, Universidad de Oviedo-Campus de Gijón, El Marinero Laredo de Cantabria, C V Haro de La Rioja Vinos Buenaventura (que ocupó el puesto dejado por el CD Aristos de Madrid), CV Millenium Cermel de La Coruña, RGC Covadonga de Gijón, Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, AD La Curtidora de Avilés, Universidad de Valladolid, Xuvenil Teis Frutas Nieves de Vigo y CUV Alcorcón.
El Caja Cantabria disputó la segunda jornada (se aplazó el primer partido contra el CV haro), el 11 de octubre en La Habana Vieja ante el Millenium Cermel, que se impuso a las cajistas por 2-3 (21-25, 25-19, 19-25, 25-18 y 11-15), siendo evidente la falta de acoplamiento en un equipo con tantas caras nuevas. Se acudió el pabellón Braulio García de Gijón para enfrentarse en la tercera jornada al RGC Covadonga, presentando la baja de Luciana Branco por una grave lesión en la rodilla; se perdió por un 3-0 sin paliativos. En la cuarta jornada tocaba recibir al líder imbatido Ciudad de Las Palmas no pudiendo dedicar una victoria a la afición torrelaveguense, que vio como su equipo caía derrotado por 3-0. El primer partido del mes de noviembre se disputó en Avilés ante el CD La Curtidora, que tenía en su haber una victoria y tres derrotas; y sumaría la cuarta, pues cayó derrotado por 2-3 ante un Caja Cantabria que hizo más para merecer la victoria. Rebasado el primer cuarto de liga no se podía decir que el equipo había jugado bien, lo que proyectado hacia el futuro –mucho tenían que cambiar las cosas- esta temporada mantenerse iba a ser todo un reto. La otra cara de la moneda la presentaba el El Marinero Laredo, que al final de la quinta jornada ocupaba la tercera posición.
En la sexta jornada tocaba enfrentarse al Alcorcón, que con dos victorias en su casillero todavía no había estrenado victoria ante su público, lo que finalmente conseguiría en esta jornada venciendo por 3-1, aunque las cántabras jugaron un buen partido. El siguiente fin de semana el equipo cajista disputó dos partidos, el correspondiente a la séptima jornada de liga contra el U. de Valladolid, quinto clasificado, y que se solventó favorablemente para las torrelaveguenses y no sin dificultades por 3-0 (27-25, 25-15 y 25-23), y el partido aplazado contra el Haro en tierras riojanas y que se perdió por 3-1. Un nuevo desplazamiento llevó al equipo esta vez a Vigo, cancha en la que se tenían posibilidades de cosechar un resultado favorable, pero se perdió por 3-1. El equipo seguía en puestos que daban acceso a la fase por la permanencia. En la novena jornada visitaba Torrelavega el colista y todavía inédito en victorias CV Cuesta Piedra Mazzoti de Santa Cruz de Tenerife, equipo al se estaba obligado a ganar; pero en un partido para olvidar, el Caja Cantabria perdió por 1-3. Los números conseguidos hasta la fecha desalentaban a cualquiera: dos victorias y siete derrotas, y lo que era peor, el mal juego colectivo hacía peligrar la categoría. Un revulsivo era necesario y en ello se venía trabajando desde hacía ya tiempo. La colocadora argentina Carla Pol vendría a engrosar la plantilla torrelaveguense, que en la décima jornada se enfrentó al U. Oviedo-C. de Gijón, equipo con los mismos guarismos que el Caja y en el que militaba la colocadora Corina del Valle, que había dejado su impronta humana y deportiva en Torrelavega; nueva derrota de las cajistas que sirvió para que su adversario abandonara los puestos de descenso, uno de cuyos lugares ocupaba ahora el equipo de A. de Vergas. Jugaron Becerril, Bustamante, Kruse, Pol (que debutó), Campbell, Ortiz y de líbero Soto, jugando también García y Cabo.
Se ponía fin a la primera vuelta el 13 de diciembre recibiendo en La Habana Vieja a El Marinero Laredo, que en las últimas jornadas había perdido fuelle, presentándose en Torrelavega con un bagaje de cinco victorias y cinco derrotas y ocupando el séptimo puesto de la clasificación; sería la primera vez que ambos equipos se enfrentaban en esta categoría. Cierto es que el equipo pejino cuatro años atrás estaba en Tercera División y que de manera meteórica ascendió a Segunda, después a Primera y posteriormente a Liga FEV. Por otra parte el representativo torrelaveguense, equipo no menos cierto venido a menos, seguía siendo el referente histórico del voleibol en Cantabria con 24 años consecutivos en la máxima categoría nacional. Otro aliciente venía a sumarse al derbi: la presencia en el joven equipo laredano de las hermanas torrelaveguenses Almudena y Teresa Zunzunegui Hernando, hijas de Teresa Hernando, jugadora del mítico SNIACE que se proclamó campeón de División de Honor en la temporada 1978-79, y dos veces campeona de Copa en la misma temporada y en la 1979-80. El partido comenzó de la mejor manera posible para El Marinero, que se puso mandando en el marcador por 0-2, pero a partir de entonces fueron perdiendo consistencia al tiempo que el Caja se vino arriba espoleado por su afición, imponiéndose finalmente por 3-2 (25-27, 22-25, 25-17, 25-21 y 15-8). Esta tercera victoria vino como un soplo de aire fresco. Jugaron por el club cajista Pol, Campbell, Ortiz, Becerril, Bustamante, Kruse y Soto (líbero), participando también García, mientras que por las laredanas lo hicieron P. Barrio, T. Zunzunegui, J. Laya, I. Cano, M. Gómez, B. del Hoyo y C. Ricondo como líbero, aportando también su concurso B. Iglesias, A. Castro y A. Zunzunegui.
La victoria no sirvió para abandonar el puesto de descenso que se ocupaba, por lo que tocaba seguir luchando. Se recibía en el siguiente partido, primero del año 2004, al CV Haro, que tras empezar la temporada con dudas en su juego fue afianzándose poco a poco ocupando ahora la quinta posición y con serias aspiraciones de meterse en los play-off por el ascenso; no pudo ser y una dolorosa derrota por 2-3 (25-20, 25-27, 25-10, 21-25 y 11-15), echó a pique cualquier posible atisbo de recuperación. Y el siguiente partido en La Coruña tampoco era la mejor opción para intentar remontar el vuelo, pues el Millenium Cermel era tercero y por consiguiente serio aspirante al ascenso: se comenzó ganando (12-25), aunque fue algo efímero pues se perdieron los siguientes tres sets (25-9, 25-18 y 25-14).
En la jornada catorce se recibía al segundo clasificado, el RGC Covadonga, que contaba en sus filas con la jugadora torrelaveguense Alejandra Gómez; nueva derrota esta vez por 0-3 (20-25, 17-25 y 23-25), que no por previsible ahondó menos la difícil situación del equipo torrelaveguense, que descendió a la última plaza de la clasificación. El siguiente partido llevaría a las cántabras a tierras canarias para enfrentarse al líder invicto Ciudad de Las Palmas. La situación del equipo era desesperada por lo que se recurrió a repescar a Ana Rosa García Merino, la Gran Capitana, que hacía dos temporadas se había retirado de la competición, aunque mantenía una aceptable forma física; el vetusto pabellón Carlos García San Román acogió esta decimoquinta jornada de liga, que se decantó del lado local por un inapelable 3-0 (25-19, 25-12 y 25-21). Ahora era cuando comenzaba de verdad la liga para el equipo cajista, que ya se había enfrentado a todos los gallitos.
El primero de los siete partidos que restaban para finalizar la primera fase tuvo como oponente a un rival directo, CD La Curtidora, equipo al que era necesario ganar, pues también estaba inmerso en eludir la fase de descenso; se ganó por 3-0 y el resultado trajo consigo el abandono del último puesto de la tabla y una dosis de moral importante, pues no era precisamente solvencia lo que le sobraba al equipo. El siguiente partido también se jugó en Torrelavega contra el Alcorcón, equipo que no tenía todavía asegurada la permanencia; se ganó por 3-0 terminando los tres sets con idéntico resultado (25-20), saliendo así de los puestos de descenso. En la decimoctava jornada se tuvo como oponente al U. Valladolid, clasificado en la zona templada de la tabla; la victoria por 1-3, resultado que permitía mirar el futuro con optimismo. Ya solo restaban tres encuentros para acabar la fase regular y el próximo rival iba a ser el cuarto clasificado, que no tiraba la toalla de clasificarse para la fase de ascenso, el Millenium Cermell de La Coruña; este partido se jugó en el pabellón Río Viar de Torrelavega el 21 de febrero y se solventó por 3-1 a favor de las cajistas en un partido de infarto (25-23, 25-16, 30-32 y 25-11), dejando la permanencia al alcance de la mano. El desplazamiento a Tenerife para enfrentarse al Cuesta Piedra Mazzoti, penúltimo clasificado, se realizó con la meta de conseguir una victoria que asegurara matemáticamente la permanencia; la oposición de las tinerfeñas hizo sudar tinta a las cántabras, que finalmente se llevaron el gato al agua por 0-3 (20-25, 22-25 y 24-26).
Todavía quedaban dos partidos y gran parte de las papeletas para el descenso las tenían La Curtidora y Cuesta Piedra, con las torrelaveguenses prácticamente salvadas; en el penúltimo partido de la liga regular visitó Torrelavega el U. Oviedo-C. Gijón, que también andaba metido en la lucha por eludir el descenso, pues solo le separaba una victoria de los dos últimos clasificados; las torrelaveguenses salieron con ánimo de llevarse la victoria, lo que finalmente no consiguieron a pesar de luchar con ahínco por ella, finalizando el partido con 1-3 (24-26, 25-20, 22-25 y 24-26). A pesar de la derrota se logró la permanencia matemática gracias al set que La Curtidora cedió en su partido en casa ante El Marinero Laredo, último rival de la temporada y que también había asegurado la permanencia. Pero las cuentas del CV Torrelavega es que faltaba por conseguir un set para evitar posibles sobresaltos.
Así las cosas solo restaba finalizar la temporada de la mejor manera posible, y qué mejor que con una victoria en casa en el derbi regional. Si se ganaba se superaría en la clasificación a las pejinas, quienes a buen seguro estaban dispuestas a que tal cosa no sucediera. El sábado 13 de marzo, a las seis de la tarde se jugó en Laredo uno de los partidos más apasionantes que quizá se recuerde en Torrelavega; las chicas de José Miguel Elu defraudaron ante las expectativas depositadas en ellas por la afición local y perdieron por 0-3, aunque es justo reconocer que realizaron una magnífica temporada en esta su primera participación el la exigente liga, finalizando en octava posición con nueve victorias y trece derrotas y un total de 31 puntos, con idénticos guarismos por parte del C. V. Torrelavega, que después de una irregular campaña finalizó sexto.