El CV Torrelavega (con diferentes nombres a lo largo de su existencia en función de sus patrocinadores) cumplió en 1996 sus Bodas de Plata, mientras que en los últimos veinte años había militado ininterrumpidamente en la máxima categoría del voleibol femenino español, siendo por tanto el decano de la competición nacional en División de Honor.
Poco después de finalizar la temporada 1995/96 se iniciaron gestiones para reforzar el equipo. En el mes de mayo ya se tenía prácticamente cerrado el fichaje de Monserrat Besolí Rafels, la joven colocadora (19 años y 1,83 de estatura) de la selección española y que dos temporadas atrás logró el subcampeonato de liga con el CV Murcia, jugando la temporada 1994/95 en el CV Sangar de Venta de Baños. También por aquellas fechas estaban bastante avanzadas las negociaciones con Susana Rodríguez, otra componente de la selección y que igualmente había formado parte del citado club palentino, además de las rusas Elena Gabrilova y Valentina Paulenko, quienes en el anterior campeonato defendieron los colores del CV Albacete, club que consiguió alzarse con los títulos de Liga y Copa.
Fue la primera de las jugadoras rusas quien fichó por el equipo cajista; Gabrilova llevaba cuatro años en España, tenía 23 años, medía 1,88 m. y actuaba por zona 3 y 4. Por consiguiente, vino a reforzar una mermada plantilla que hasta el momento estaba compuesta por Marta Eguren (capitana), Ana Rosa García, Ana Belén Gómez y, finalmente, Montse Besolí, quien unos días antes había estampado ya su firma en el contrato que la uniría al club cajista. Tanto Gabrilova como Besolí colmaron en buena medida las expectativas deportivas de Cipriano Abad, nuevo entrenador del equipo y que ya había ejercido el cargo en la recta final de la temporada 1994/95 cuando se produjo el cese del argentino José Luis Lago Doval, y de Gilberto San Juan Pérez, cuyo mandato presidencial había sido renovado por otros dos años más.
El fichaje de Paulenko no cuajó, por lo que se sondeó de nuevo el mercado fichándose finalmente a la rusa Julia Voevodina, jugadora universal de 29 años de edad y 1,88 m. de estatura procedente del Madeira portugués y que ya era una vieja conocida de la afición cajista, pues había militado en el Caja Ávila dos años atrás. También se incorporó al equipo Aurora Obeso, procedente del AD Mozagro de Ibio, jugadora de 24 años y 1,84 m. de estatura y que jugaba por zona 2 destacando en el bloqueo. La plantilla, que se quería potenciar con el fichaje de otra jugadora extranjera, a ser posible comunitaria, se completó con la incorporación de las juveniles Isabel Díaz, Isabel González, Araceli Hernández, Asunción Eguren, Alejandra Gómez y Priscila Egusquiza.
En el capítulo de bajas se contabilizaban las de Maru Fernández, que había fichado por el CV Benidorm, Paula Díaz, que lo hizo por el Ribeira Sacra de Monforte de Lemos, Cristina Gómez, que abandonó la práctica del voleibol aunque regresaría hacia la primera mitad de la liga, Vanesa Sáez, Larisa Lieva, cuya lenta recuperación de la lesión de rodilla sufrida la temporada pasada no hacía presagiar al cuadro técnico que rindiera satisfactoriamente durante la temporada que se avecinaba, y Corina del Valle, que no entraba en los planes del nuevo entrenador y que fichó por el Caja Ávila.
Ya en el mes de agosto (la liga daba comienzo el 28 de septiembre), se estaba preparando la presentación del equipo proyectada para el 17 de septiembre en el Vicente Trueba con un espectáculo de luz y sonido a la americana, y la disputa del IX Trofeo Ayto. de Torrelavega ante el Leisa de la Primera División. Para entonces no habían fructificado las negociaciones de fichar una nueva jugadora extranjera con la que cerrar la plantilla, algo que finalmente no sucedió. No obstante el equipo ya había sufrido una importante renovación y sólo permanecían en él tres jugadoras de la temporada pasada. En cuanto a las aspiraciones del equipo, todo pasaba por quedar clasificado entre los seis primeros, lo que daba derecho a jugar la fase final por el título.
Así las cosas, se levantó el telón con la disputa del primer partido en casa ante Playas de Benidorm, equipo cuyo juego dirigía la colocadora internacional española Virginia Cardona. El comienzo no pudo ser peor, pues se perdió por 1-3 en un mal partido de las torrelaveguenses que, descentradas y nerviosas, cometieron muchos errores sobre todo en defensa y bloqueo, lo que facilitó el triunfo del equipo alicantino, que solo tuvo que aprovechar los errores de las cajistas, quienes de entrada jugaron Marta Eguren, Elena Gabrilova, Julia Voevodina, Montse Besolí, Ana Rosa García y Ana Belén Gómez.
No mejoraron las cosas en el siguiente partido ante Caja Ávila Casa Social Católica, que temía la visita de las torrelaveguenses al Polideportivo San Antonio de la capital abulense. Nueva derrota por 3-0 con parciales de 15-13, 15-6 y 15-13. Repitió alineación Cipriano Abad respecto al primer partido de liga, jugando además Aurora Obeso e Isabel González.
Quedaba por tanto buscar la sorpresa en el siguiente partido en casa ante el potente y máximo aspirante al título Construcciones Marichal de Tenerife, vigente subcampeón de Liga y Copa y en el que militaban siete jugadoras internacionales de la selección española, más la aportación de otras dos grandes jugadoras como la central ucraniana Marina Dubidina y la colocadora venezolana Maryeling Araújo. Nueva derrota de la cajistas por 0-3 ante la avalancha de juego de las tinerfeñas, un auténtico equipazo.
Tres de tres. Peor no podían ir las cosas, aunque ante Tenerife se mantuvo el buen nivel de juego que se había ofrecido en Ávila, pero la falta de acoplamiento seguía siendo evidente en el equipo cajista. Tocaba por tanto preparar el choque ante CV Albacete, vigente campeón de Liga y Copa y que en la cuarta jornada de Liga jugaba en su cancha de El Parque. Nueva derrota de las torrelaveguenses, esta vez por 3-1, aunque el equipo plantó cara a las manchegas en el primer y tercer set. Jugaron por el Caja Cantabria las jugadoras que venían componiendo el seis titular, no realizándose cambios.
Y a la quinta fue la vencida. Visitaba el Vicente Trueba Universidad de Murcia, equipo que había conseguido dos victorias frente al Alcorcón de Madrid y al recién ascendido Ribeira Sacra de Monforte de Lemos, mientras que había perdido otros dos con el Construcciones Marichal de Tenerife y el CV Albacete. Cipriano Díaz convocó para este encuentro el seis titular, más Aurora Obeso y las juveniles Isabel González, Alejandra Gómez, Asunción Eguren, Priscila Egusquiza y Araceli Fernández. El equipo murciano había perdido nivel, pero seguía siendo un equipo complicado, pues conformaba un bloque conjuntado y correoso donde sobresalían la colocadora rusa Oksana Goulenkova y la central internacional española Inmaculada Torres. Victoria por 3-1 para el Caja Cantabria y que costó más de lo esperado, con parciales de 15-13, 15-8, 14-15 y 15-9. Cipriano Abad no hizo cambios jugando el seis habitual, destacando Montse Besolí, Elena Gabrilova y Marta Eguren.
La primera victoria aportó una relativa calma al equipo cajista, cuyos dos próximos enfrentamientos iban a ser, a priori, asequibles cara a conseguir la victoria. La próxima visita iba a ser una piedra de toque para verificar la remontada iniciada ante el U. Murcia. Y aunque la mejoría había sido notoria, a Cipriano Abad todavía le preocupaba la falta de cohesión entre la colocadora Montse Besolí y el resto de la delantera, fundamental para alcanzar la plenitud de juego. En el polideportivo Los Cantos de Alcorcón tuvo lugar el sexto partido de la temporada para el Caja Cantabria, que no desaprovechó la ocasión y ganó por un contundente e inapelable 0-3. Además del seis habitual jugaron Isabel González y Aurora Obeso.
Tocaba enfrentarse ahora al recién ascendido Ribeira Sacra, equipo en el que jugaba la torrelaveguense Paula Díaz, por lo que la emotividad, al menos, estaba asegurada. Sin embargo el equipo monfortino era la revelación del campeonato, pues había conseguido cuatro victorias de seis partidos disputados, ocupando la cuarta posición en la tabla. En definitiva, Ribeira Sacra no iba a ser un rival fácil ni mucho menos. Pese a jugar un buen partido, las torrelaveguenses perdieron por 2-3 con parciales de 11-15, 15-13, 14-16, 15-11 y 13-15, lo que demuestra la tremenda igualdad que hubo en la cancha y que se trasladó a las gradas en forma de emoción. Por el equipo cajista, que en el quinto y definido set tuvo el triunfo al alcance de la mano, participaron el seis habitual más Aurora Obeso, jugando todas a un gran nivel. Destacaron por las monfortinas la colocadora venezolana Yoraxi Melean, y en remate y bloqueo la búlgara Ilieva y la cántabra Paula Díaz. Esta derrota complicó los objetivos del Caja Cantabria y además dañó la moral del equipo por la forma en que se perdió.
El CDU Granada sería el próximo rival, equipo de similar potencial al de las cántabras, que tenían una victoria menos que las granadinas. Pero no se pudo evitar una derrota por 3-0, que escoció más porque el tercer set se perdió 17-15 a consecuencia de un cúmulo de desaciertos provocados por la precipitación y los nervios. Derrota con dignidad, pero derrota al fin y al cabo. Por el Caja Cantabria jugaron las mismas jugadoras que lo hicieron ante Ribeira Sacra.
Corría el 24 de noviembre de 1996 cuando la plantilla cajista se enfrentó en el Vicente Trueba al Hotel Cantur Spanair de Las Palmas. De nuevo otra derrota que dolió mucho, pues fue por errores propios que dos de los cuatro sets disputados se los anotó el rival. Al final 1-3 para las canarias. Jugaron por las locales Elena Gabrilova, Ana Rosa García, Ana Belén Gómez, Marta Eguren, Julia Voevodina, Montse Besolí –seis inicial- Isabel González y Cristina Gómez, destacando Voevodina en el remate y Besolí en el bloqueo y la dirección de juego.
Mal pintaban las cosas para el Caja Cantabria, que a falta de un partido para finalizar la primera vuelta tan sólo había ganado dos partidos habiendo perdido siete. Bien es cierto que en algunos encuentros se jugó a un buen nivel, pero la falta de concentración y, sobre todo, de intensidad en el juego abocó en derrotas por una diferencia mínima. Y una cosa estaba clara, el equipo no había respondido a las expectativas que se habían depositado en él, razón por la que la continuidad de Cipriano Abad se empezaba a cuestionar.
A Barcelona se desplazó el equipo con la importante baja de Marta Eguren, cuyo puesto en el seis habitual lo cubrió Cristina Gómez, jugadora que a principio de temporada se había especulado con que abandonaba la práctica del voleibol, pero que felizmente había sido recuperada. Se jugaba contra el CV San Cugat el último partido de la primera vuelta y una victoria ante un rival que las adelantaba en la tabla clasificatoria por una victoria vendría a calmar un tanto los ánimos del club y de la afición torrelaveguense. Las cajistas salieron mentalizadas de la importancia del partido y resolvieron el match sin apenas oposición de las catalanas, siendo el resultado final de 3-0. Aurora Obeso jugó en algunas fases del partido destacando las aportaciones a la victoria de Julia Voevodina y Ana Rosa García.
Una vez acabada la primera vuelta el Caja Cantabria ocupaba el 8º puesto de la clasificación con 13 puntos y a sólo uno del sexto, que ocupaba el Playas de Benidorm, próximo rival de las cajistas. Encabezaba la tabla Construcciones Marichal de Tenerife con 20 puntos y la cerraba el CUV Alcorcón, 11º clasificado, con 10 puntos.
La segunda vuelta dio comienzo el 7 de diciembre con la visita al Playas de Benidorm; un partido que las alicantinas resolvieron por 3-0 basando buena parte de la victoria en un efectivo saque que provocó muchos problemas a la cajistas en recepción impidiéndolas fabricar ataques efectivos. Regresó al equipo Marta Eguren, aunque no salió en el seis inicial ocupando su puesto Cristina Gómez, disfrutando también de unos minutos de juego la juvenil Isabel González. Otra mala noticia fue la lesión en la rodilla Ana Rosa García y que la mantendría de baja toda una temporada.
Tocaba recibir en casa al Caja Ávila, segundo clasificado; a lo largo de la semana se especuló que debido a las lesiones Cipriano Abad iba a tener problemas para confeccionar el seis que debía saltar a la cancha. Finalmente formó el equipo habitual aportando también su granito de arena Isabel Gómez, Aurora Obeso y Cristina Gómez, quienes tuvieron más minutos de lo habitual para dar descanso a algunas compañeras que estaban tocadas. Sólo en los dos primeros sets opusieron seria resistencia las torrelaveguenses con parciales de 12-15 y 13-15, mientras que en tercero fueron barridas de la pista por 5-15 ya con el equipo muy mermado físicamente.
Tras devolver la visita al C. Marichal, contra el que se perdió como era previsible dado el potencial de las tinerfeñas, el siguiente partido iba a ser en casa ante el CV Albacete, segundo clasificado; no era precisamente la mejor oportunidad para intentar romper la racha negativa. Con las cámaras de Canal + en el Vicente Trueba se tuvo la oportunidad de asistir a un partido en el que las pupilas de Cipriano Díaz sólo opusieron resistencia en el primer set y poco o nada más pudieron hacer ante las estrellas del equipo manchego, quienes resolvieron el partido por 0-3. Jugaron por parte cajista Montse Besolí, Julia Voevodina, Elena Gabrilova, Marta Eguren, Ana Rosa García, Ana Belén Gómez –seis inicial- y Cristina Gómez.
Cuatro derrotas consecutivas consiguieron que afloraran a la luz pública las discrepancias existentes en la directiva y la falta de apoyo de,al parecer algunos directivos hacia el presidente del club, quien ya había anunciado verbalmente su intención de dimitir alegando para ello “problemas personales” sin que se le aceptara la dimisión por parte de los restantes miembros de la directiva, quienes le animaron a que continuara, aunque finalmente y tras presentarla por escrito el 16 de diciembre le fue aceptada. Gilberto San Juan se hallaba “cansado”, según manifestó Cristina Sánchez, que hizo de portavoz de la directiva.
Desde que se jugara el último partido contra las manchegas se dejó de mirar hacia arriba, siendo prioritario a partir de entonces evitar los play-off para la permanencia, y con ello el descenso. El siguiente partido sería precisamente contra un rival directo para evitar dicho peligro, el Universidad de Murcia y al que ya se le había ganado por 3-1 en el partido de la primera vuelta en el Vicente Trueba, marcador que se repitió en El Cagigal murciano siendo favorable para el Caja Cantabria, que mantuvo el sexteto inicial habitual durante todo el partido, es decir: Gavrilova, García, Eguren, Voevodina, A.B. Gómez y Besolí, destacando las dos extranjeras -en el remate la primera y en el bloqueo la segunda-, y Gómez en el saque. Valiosa y merecida victoria que sirvió, al menos de momento, para alejar los fantasmas que acechaban al Caja Cantabria.
En el sexto partido de la segunda vuelta tenía que rendir visita al Vicente Trueba el CUV Alcorcón, único equipo que no tenía jugadoras foráneas en la plantilla y que era el colista de la clasificación. Las madrileñas basaban su juego en la colocadora Ana Majada y las rematadoras Estela Domínguez y la cántabra Carmen Pereda. Por parte cajista, Abad tenía problemas para contar con el concurso continuado de Ana Belén Gómez, que se estaba planeando abandonar la competición por problemas laborales (no jugaría ya el resto de la temporada). Las expectativas se cumplieron y el Caja Cantabria se alzó con una victoria por 3-0 ante un equipo que presentó más lucha de la esperada. Formaron por el Caja Cantabria: Ana Rosa García, Marta Eguren, Montse Besolí, Julia Voevodina, Elena Gavrilova, Araceli Hernández –seis inical-, Asunción Eguren, Aurora Obeso e Isabel González. Esta quinta victoria hizo que el siguiente partido ante el Ribeira Sacra se afrontase con más tranquilidad.
A la localidad lucense de Monforte de Lemos se viajó con el convencimiento de que una derrota eliminaba cualquier opción de clasificarse entre los seis primeros al final de la liga regular. Y por parte de las gallegas no era menos, a pesar de que tenían un punto más que las cántabras y todo podía suceder. Se temía en tierras gallegas la visita de las cajistas, como así lo declaró su entrenador Manolo Martínez, que definió al Caja Cantabria como “asequible”, aunque “fuerte” en su ataque con Gavrilova y Voevodina, además de ser “un conjunto que tiene mucha movilidad en defensa y cubren todo el campo y es muy difícil hacerle fintas”. Los recelos del técnico monfortino se convirtieron en realidad al perder ante las torrelaveguenses por 1-3. Partido discreto en el que las chicas del joven Abad salieron a la cancha mentalizadas de la importancia del encuentro, no permitiendo que los nervios las atenazaran. Jugó el seis habitual teniendo también la oportunidad de disputar algunos minutos el resto de la plantilla.
La empresa de ganar en casa al siguiente rival, Universidad de Granada, se antojaba empresa difícil puesto que las andaluzas eran cuartas en la tabla con nueve victorias en su haber, si bien las cántabras tenía muy alta la moral tras su triunfo en Monforte de Lemos, el tercero consecutivo. Las locales tuvieron enfrente un equipo en el que la portorriqueña Eva Cruz Dalmau hizo trizas con su efectivo juego las ilusiones del equipo cajista, que comenzó anotándose el primer set fallando más de lo normal en el resto del partido, aunque el cuarto set se cerró con un ajustado 14-16 para las visitantes y que de haber caído de la parte cántabra las habría dejado intactas las opciones de victoria. Con esta derrota prácticamente se esfumó cualquier esperanza de alcanzar la meta fijada a principio de temporada, y todo pasaba por ganar los dos próximos de la fase regular ante el Hotel Cantur de Las Palmas y el CV San Cugat. A pesar de la escasa diferencia que existía entre los dos equipos en la tabla, las canarias se mostraron muy superiores ganando por 3-0 en una anodida actuación de las cántabras, que solo consiguieron diecisiete puntos en todo el partido.
Por consiguiente, el Caja Cantabria tuvo que disputar un año más la ronda A2 por la permanencia, en esta ocasión formando grupo con Ribeira Sacra y CV San Cugat, por lo que el último partido en casa de la liga regular, a disputar el 8 de marzo y precisamente ante San Cugat, fue intrascendente; se ganó por 3-1 dando minutos el técnico local a las jugadoras juveniles Isabel González, Alejandra Gómez y Priscila Egusquiza.
Sufrir había sido el sino del equipo torrelaveguense y la prolongación del mismo tenía su continuidad en Barcelona ante CV San Cugat, partido que abrió la fase por la permanencia y que se afrontaba con las debidas cautelas, a pesar de haber ganado a las catalanas en los dos enfrentamientos de la liga regular. Viajó a tierras catalanas el seis habitual compuesto por Marta Eguren, Cristina Gómez, Ana Rosa García, Montse Besolí, Elena Graviloba, Julia Voevodina, además de dos refuerzos personificados en Aurora Alonso e Isabel Gutiérrez. En un partido más disputado de lo previsto inicialmente y que se complicó tras ir ganado las chicas de Abad por 0-2, el equipo cajista se impuso por 2-3 destacando por las locales su colocadora Laura Castañé, mientras que por las visitantes lo fue Voevodina.
Quien ganase el siguiente partido en tierras lucenses tenía muchas posibilidades de conseguir la permanencia, por lo que se presentaba un duelo en lo más alto de las aspiraciones de uno y otro equipo. La igualdad fue la tónica general hasta tal punto que el quinto y definitivo set acabó con un a16-14 favorable a las monfortinas, que a pesar de conseguir en el cómputo global dos puntos menos que las torrelaveguenses acabaron por llevarse el gato al agua.
Quedaba jugárselo todo el siguiente fin de semana en Torrelavega disputando dos partidos en dos días. Ganando uno la permanencia estaba asegurada, y perdiendo los dos pero consiguiendo cuatro sets también, según los cálculos que había realizado el club cajista. El sábado 8 de marzo tocó jugar contra Ribeira Sacra, que en los tres partidos disputados en la presente temporada se había impuesto en dos de ellos a las torrelaveguenses, quienes para la ocasión saltaron a la cancha con mucha concentración y dispuestas a zanjar el asunto lo antes posible. Al final un rotundo 3-0 ante un combativo rival que vendió cara la derrota. Se aseguró la permanencia, por lo que el partido del día siguiente ante el San Cugat se antojaba intrascendente. Contra Ribeira Sacra formó el seis habitual jugando también Isabel González, mientras que contra las catalanas, a las que se ganó por idéntico resultado, aquellas jugadoras que apenas habían jugado en toda la temporada, caso de las juveniles Alejandra Gómez, Isabel González y Priscila Egusquiza, tuvieron la oportunidad de disfrutar de más minutos.
Finalizada la liga dio comienzo la Copa de la Reina, competición en la que el Caja Cantabria pasó con más pena que gloria. Lo importante ya se había conseguido y tocaba ahora preparar la próxima temporada, la número 21 consecutiva en la División de Honor.