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Temporada 1992-1993

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Plantilla del Caja Cantabria (1992/93) cvtorrelavega

Plantilla del Caja Cantabria (1992/93)

Esta es la decimoctava temporada consecutiva del máximo representativo del voleibol torrelaveguense en División de Honor y en la que el equipo pasará a denominarse Caja Cantabria, entidad bancaria que aportó unos cinco millones de pesetas y que, a la postre, será el único y principal patrocinador del equipo debido a la retirada de patrocinio de la empresa Froxá.

Las dos primeras noticias importantes de esta temporada fueron, por una parte, la iniciativa para encontrar un copatrocinador y así cubrir buena parte de los 15 millones largos de pesetas de presupuesto (y de los que el nuevo sponsor aportaría una cantidad en torno a los ocho millones), y por otra la contratación de al menos dos jugadoras extranjeras de contrastada valía y experiencia con las que reforzar el equipo y así intentar realizar un digno papel en la División de Honor del voleibol femenino español, cuya liga daría comienzo el 27 de septiembre recibiendo en el Vicente Trueba al CLAS Cuesta Piedra Tenerife.

Las búlgaras Sonia Angelova e Ivanka Lambeva fueron las primeras extranjeras que jugaron en el equipo; ambas lo hicieron también con su país en la Olimpiada de Barcelona, pero no renovarían el contrato que las unió durante las dos últimas temporadas (1989-90 y 1990-91) al club de la capital del Besaya. En esta nueva temporada la norteamericana Anne Marie Jeffords, de 24 años y 1,85 m. de estatura y que hizo de comentarista en las Olimpiadas de Barcelona para una televisión americana, se perfilaba como la posible tercera extranjera, estando a prueba en Torrelavega durante algunos días, aunque finalmente fue descartada.

En un principio se especuló con la posibilidad de que fuera Petróleos de Portugal el copatrocinador, pero las negociaciones no fructificaron lo que sumió al club en una profunda crisis económica y deportiva, pues de la culminación de las negociaciones dependía en buena medida el futuro más inmediato. Para empezar hubo que descartar el fichaje de dos jugadoras rusas, una de las cuales al parecer ya tenía en su mano el billete de avión para viajar a España, rechazando por consiguiente la posibilidad de se elevase la calidad del conjunto y, a la postre, propiciar que éste pudiese luchar por lo primeros puestos de la División de Honor.

El campeonato de liga se diseñó para que después de jugar todos contra todos en una primera fase, los ocho primeros, divididos en dos grupos, lucharan por el título, mientras que los cuatro últimos deberían jugar la fase de descenso, perdiendo la categoría el último y jugando la promoción el penúltimo contra el subcampeón de la Primera División. La liga comenzaba el 26 de septiembre y estaba compuesta por los siguientes doce equipos: C.V. Torrelavega Caja Cantabria, CLAS Cuesta Piedra, Telyco Alcorcón, Yogur Sandra Las Palmas, San Pedro Bilbobús Sestao, C.D. Amanecer Alcorcón, C.V. Albacete, Playas de Benidorm, Afelsa Los Compadres Tenerife, R.C.D. Español, Caja de Ávila y C.V Murcia.

Para afrontar la temporada y mientras se intentaba cerrar el capítulo de copatrocinadores y nuevos fichajes, la plantilla estaba conformada de momento por las jugadoras senior Elisa Alonso (rematadora), Cristina Gómez (rematadora), Consuelo Sánchez (rematadora), y Sonia Ugarte (colocadora); las juveniles Ana Gutiérrez (colocadora), que finalmente y por motivos de estudios fue cedida al Agustinos de León, Ana Rosa García (rematadora), Ana Belén Gómez (rematadora), Vanesa Sáez (rematadora), María Eugenia Fernández (rematadora), y Ángela Trueba (colocadora); y finalmente, las cadetes Sonia Pérez (rematadora), Beatriz Sánchez (rematadora), y Sonia Maldonado (colocadora). Causaron baja Cristina Sánchez y Ana González Sánchez, que abandonaron la práctica del voleibol de competición, Marta Eguren, que fichó por el San Pedro Bilbobús, y Sonia Angelova e Ivanka Lambeva, quienes regresaron a Bulgaria. El técnico del equipo sería, una temporada más, Joaquín Díaz.

Con estos mimbres y con la amenaza de que el equipo pudiera retirarse de la competición tras concluir la primera vuelta de la liga si no se conseguían las ayudas económicas necesarias para mantenerse a flote, se inició la competición liguera jugando en el Vicente Trueba contra el tinerfeño CLAS Cuesta Piedra, partido que se saldó con derrota del Caja Cantabria por 1-3 (10-15, 5-15, 18-16 y 8-15). Cabe recordar que en aquella época había que estar en posesión del saque para anotarse el punto, y que ganaba el set quien primero alcanzara los quince puntos, con dos de diferencia. En este primer encuentro quedó manifiesta la evidencia de que si el equipo quería hacer un digno papel debía reforzarse, pues en una liga tan competitiva como la que había dado comienzo era temerario jugar con una mezcla de veteranía y bisoñez.

El segundo choque liguero se disputó el 3 de octubre contra el Teyco Alcorcón, cuyo viaje a tierras madrileñas hubo de hacerse en dos coches particulares (viajaron ocho jugadoras), y se saldó con una nueva derrota por 3-0 (15-11, 15-5 y 15-4) ante un equipo muy superior (en sus filas había nada menos que cinco jugadoras de la selección española que habían disputado la Olimpiada de Barcelona), que se perfilaba como serio aspirante a la consecución del título liguero. El técnico cajista destacó el buen juego de Sonia Ugarte y de la juvenil Vanesa Sáez.

La primera victoria, que elevaría la depauperada moral de las jugadoras, llegó en el tercer partido de la temporada disputado en Torrelavega ante el Yogur Sandra de Gran Canaria, a quien se ganó por 3-1 (15-7, 15-9, 14-16 y 16-14). Lo ajustado de los dos primeros sets fue lo más destacado, pues el equipo demostró que sabía jugar bajo presión, aunque bien es verdad que se la provocó él mismo con sus propios errores, sobre todo los cometidos en el saque. Jugaron S. Ugarte, E. Alonso, C. Sánchez, C. Gómez, V. Sáez y A. R. García.
Con la moral fortalecida, el cuarto partido liguero se disputó en Deusto ante el San Pedro Bilbobús –equipo que disputaba su segunda temporada en la División de Honor-, cayendo derrotadas las torrelaveguenses por un inapelable 3-0, si bien se vieron algunas rachas de buen juego por parte de las pupilas de Joaquín Díaz.

El quinto partido se jugó en Alcorcón. La ciudad madrileña tenía dos equipos en División de Honor producto de la división que se produjo en el voleibol de la ciudad alcorqueña y que al renunciar el Portuense de Cádiz, su plaza la ocupó el Amanecer, próximo rival de la torrelaveguense y que contaba en sus filas con cuatro internacionales españolas y dos internacionales ucranianas, Kapustina y Chokova, estando inmerso también en los cuartos de final de la Copa de Europa, muestra clara de su potencial y ante el que nada pudieron hacer las cajistas, que cayeron derrotadas por 3-0 (15-5, 15-6 y 15-10). Jugaron E. Alonso, S. Ugarte, C. Gómez, C. Sánchez, A. B. Gómez, V. Sáez, A. R. García y Mª. E. Fernández.
El equipo ocupaba la décima posición en la tabla clasificatoria y con un horizonte deportivo no muy halagüeño una noticia vino a traer algo de esperanza: a finales del mes de octubre la jugadora rusa Larisa Lieva, de 26 años y 1,80 m. de altura, entrenaba con el C. V. Torrelavega y se esperaba confirmar su fichaje; pero el apoyo económico no llegaba y todo podía quedarse en agua de borrajas. Mientras tanto debían ser las jugadoras de casa quienes tendrían que tirar del carro para intentar salvar la categoría, máxima aspiración que de momento se podía permitir el club, condenado a vivir bajo mínimos.

Joaquín Díaz, "Quinichi"

Joaquín Díaz, "Quinichi"

Con dichas expectativas se afrontó el sexto partido de liga ante el C. V. Albacete, que cumplía su tercera temporada consecutiva en la División de Honor, antes Primera División, y que teóricamente era superior al equipo cajista, que debía contrarrestar el juego de las manchegas con el entonces sexteto titular compuesto por Sonia Ugarte como colocadora, Consuelo Sánchez, Cristina Gómez y Ana Rosa García en el juego exterior, y Elisa Alonso y Vanesa Sáez, en el centro de la red. Después de que las torrelaveguenses ganaran el primer set, las manchegas sacaron toda su artillería no dando opción a sus rivales ganado finalmente por 1-3 (15-12, 2-15, 7-15 y 14-16). El camino hacia el descenso quedaba abierto.

El Playas de Benidorm del hispano-argentino José Luís Lago (que años después fue entrenador del Caja Cantabria), sería el próximo rival; el equipo alicantino tras ir ganando 2-0 se complicó el partido al ver como le empataba el Caja, que en el quinto set no pudo rematar la faena cayendo derrotado ante un equipo con más oficio y que jugaba ante su público. Destacaron todas las jugadoras especialmente Ana Rosa García, Elisa Alonso y Cristina Gómez.

Disputado ya el primer tercio de la competición y con el equipo bordeando peligrosamente el abismo del descenso, la atención se volvió de nuevo hacia el posible fichaje de la Larisa Lieva, que también tenía una oferta del Telyco Alcorcón, circunstancia que unida a la falta de capacidad económica complicaba el fichaje de esta jugadora que llevaba varias semanas entrenando en Torrelavega. Mientras, en el horizonte más cercano, esperaba el partido en casa contra el actual campeón de liga, las tinerfeñas del Afelsa Los Compadres.

Una vez descartado el fichaje de Larisa Lieva, el Caja Cantabria se dispuso a disputar el octavo partido de liga; el equipo estaba diezmado, pues Elisa Alonso era baja por lesión siendo ocupado su puesto por la juvenil Ana Belén Gómez, pasando a ocupar el puesto de central la también juvenil Ana Rosa García, por lo que el equipo iba a presentar tres juveniles en la alineación titular. Aun así se jugó sin complejos ante el campeón de liga, que tuvo que sudar la camiseta para hacerse con los dos primeros sets ganando sin resistencia el tercero (12-15, 9-15 y 1-15). Jugaron por parte cajista Consuelo Sánchez, Cristina Gómez, Vanesa Sáez, Ana Rosa García, Maru Fernández, Ana Belén Gómez –seis inicial-, y Sonia Ugarte.

En la segunda mitad del mes de noviembre el equipo viajó a Barcelona para enfrentarse en el pabellón Valle de Hebrón a otro veterano de la categoría, el C. D. Español, actual campeón de Copa y que atravesaba una seria crisis económica no pudiendo contar en sus filas con dos jugadoras que habían sido claves en la temporada anterior, lo que no fue obstáculo para que se impusieran a las cántabras por 3-0 (15-6, 15-13 y 15-10). Al igual que en el partido anterior se notó la ausencia de Elisa Alonso, que no acababa de recuperarse de una lesión en el pie.

El 28 de noviembre el Caja se jugaba muchas de sus opciones de mantener la categoría. Una vez desaprovechada la oportunidad de ganar al C. D. Español -que al igual que el C. V. Torrelavega estaba inmerso en la lucha por la permanencia-, tocaba ahora el turno de enfrentarse al modesto y recién ascendido Caja de Ávila, que se había reforzado con tres jugadoras búlgaras. Elisa Alonso regresaba a la alineación titular, lo que representaba una buena noticia. En juego estaba eludir uno de los cuatro puestos que daban acceso a jugar el play-off por el descenso y la permanencia. No pudo ser y las torrelaveguenses cayeron derrotadas ante las abulenses. La situación era caótica: nueve derrotas, una victoria y penúltimas en la clasificación.

Los dos siguientes partidos ligueros, ante el C. V. Murcia (partido con el que finalizaba la primera vuelta del campeonato liguero), y el CLAS Cuesta Piedra, se solventaron con sendas derrotas del C. V. Torrelavega, ambas por 3-0. En una semana las jugadoras se habían realizado dos largos desplazamientos (más de cinco mil kilómetros), lo que motivó un cansancio físico que unido a la baja moral hizo temer por la continuidad del equipo en la competición, que con el ánimo por los suelos y perdida la esperanza de traer algún refuerzo estaba a la deriva. Sonia Ugarte, una de las capitanas del equipo, lo dejó muy claro en unas declaraciones: “La moral está muy baja, y las más veteranas sienten en sus carnes la fustración que produce una derrota tras otra (…). Seguiremos por las más jóvenes, que ponen mucha ilusión, y no por otra cosa”.

Pero no todo iban a ser sinsabores. El club repartió 4,5 millones de pesetas en el sorteo de la Lotería Nacional, el de Navidad. Sin embargo, una disputa entre varias jugadoras senior y el técnico vino a ensombrecer aún más el panorama deportivo; a raíz de ello Sonia Ugarte y Consuelo Sánchez decidieron abandonar la disciplina del club. Ahora, el objetivo principal era fichar dos jugadoras extranjeras de contrastado nivel antes del 4 de marzo (el día 6 daba comienzo la liguilla por la, permanencia y se contaba para ello con una subvención de 1,6 millones de pesetas concedida por el Gobierno regional), y eludir el último puesto de la clasificación que daba el pase automático al descenso de categoría. Luís Gutiérrez Herrera, presidente del club, lo dejó claro: “El objetivo es salvar la categoría sea como sea; el año que viene será otro tema”.

De nuevo sonaba el nombre de la rematadora caucásica Larisa Lieva como refuerzo, mientras que otra compatriota, la colocadora Elvira Zakureeva, se sumaba a la posibilidad de que fuera la segunda extranjera (en aquella época se podían tener tres jugadoras extranjeras, pero en un partido sólo podían jugar dos). Finalmente, en el mes de febrero se ultimaron los dos fichajes y se especulaba no solo en conseguir la permanencia, sino también en aspirar a ganar la Copa de la Reina. No cabe duda que el optimismo es gratis. La llegada de las jugadoras de la C.E.I. (extinta U.R.S.S.) fue una inyección de ánimo y la afición despertaba de su letargo: en el primer partido disputado con los fichajes extranjeros se dobló el número de espectadores que normalmente solían asistir a los partidos del Vicente Trueba.

Aunque el nivel de juego mejoró no se pudo ganar al C. D. Español en Torrelavega, pues hubo muy poco tiempo para conjuntar a las rusas con el resto del equipo y viceversa; el resultado final fue de 1-3 (14-16, 15-13, 5-15 y 11-15). Sin embargo el aire fresco traído por las rusas desde las lejanas estepas de su país alivió momentáneamente la pesadumbre y el desánimo que se habían adueñado de la directiva, jugadoras y aficionados. Renacía la esperanza y la afición alquiló un autobús para acompañar al equipo en su próximo desplazamiento a Ávila.

Zakureeva (izda.) y Lieva

Zakureeva (izda.) y Lieva

El segundo partido en el que participaron Lieva y Zakureeva se disputó el sábado 20 de febrero de 1993 en tierras castellanas contra el Caja de Ávila (debutante en División de Honor, llevaba seis victorias y catorce derrotas), saldándose con una victoria de las torrelaveguenses, la segunda de la temporada, por 2-3 (15-13, 12-15, 15-13, 11-15 y 10-15), que no ganaba desde el 10 de octubre de 1992, o dicho de otra manera, 19 jornadas consecutivas sin saborear las mieles del triunfo. Y a pesar de que la victoria tuvo mérito por haber sido conseguida a domicilio, los puntos obtenidos no tuvieron trascendencia alguna, si bien el equipo ganaba en confianza y moral. Las abulenses por su parte necesitaban la victoria para eludir el play-off por el descenso, donde volverían a enfrentarse a las cajistas entre el 6 y el 10 de abril en una liguilla de cuatro equipos y a doble partido. Acerca de este partido en Ávila existe una curiosa anécdota. Era tal la contundencia con la que Larisa Lieva golpeaba la pelota, que la afición abulense vociferaba: “La siete es un hombre, la siete en un hombre”.

El partido final de esta primera fase tuvo lugar en casa contra el todopoderoso C.V. Murcia, partido que se perdió por 3-0 (7-15, 7-15 y 8-15). Lo decisivo empezaba ahora.

Los cuatro equipos que conformaron la liguilla por eludir el descenso fueron Caja Cantabria, Caja de Ávila, San Pedro Bilbobús y Yogur Sandra. Ganando los partidos de casa la permanencia estaba prácticamente asegurada.

Comenzaron las torrelaveguenses recibiendo en casa al equipo canario de Yogur Sandra, para cuyo partido se recuperó el concurso de la lesionada Consuelo Sánchez. Una auténtica final, pues perder este partido supondría un jarro de agua fría. El sábado 7 de marzo se jugó este partido en el que las de casa, después de empezar perdiendo, vencieron por un apretado 3-1 (12-15, 15-4, 15-9 y 15-4), siendo decisiva la aportación de las dos rusas. Jugaron Cristina Gómez, Elisa Alonso, Vanesa Sáez, Ana Rosa García, Larisa Lieva y Elena Zakureeva. Las dos últimas se perfilaron como decisivas para afrontar con éxito esta fase.

El segundo partido también se disputó en el Vicente Trueba, esta vez ante San Pedro Bilbobús de Sestao, la bestia negra de las torrelaveguenses en las dos últimas temporadas y donde jugaba la torrelaveguense Marta Eguren. Este decisivo encuentro también saldó con victoria para el Caja por 3-1 (15-11, 10-15, 15-6 y 15-4); fue un paso de gigante cara a conseguir la tan ansiada permanencia. Y si en el anterior partido las rusas fueron decisivas, en este lo fue Consuelo Gómez, que pese a jugar lesionada dio todo un recital en saque y recepción.

Con dos victorias en el saco el Caja Cantabria disputba el tercer encuentro de la liguilla en tierras abulenses ante Caja de Ávila. Se sabía que el ambiente en el Polideportivo Territorial abulense iba a ser hostil, pues su victoria en la segunda vuelta de la liga regular condenó al equipo local a jugar esta liguilla. Un pésimo partido de las chicas de Joaquín Díaz dio al traste con las expectativas de victoria con las que habían partido de Torrelavega. Las abulenses tenían la lección bien aprendida y esta vez Larisa Lieva no pudo desplegar todo su juego, pues los continuos bloqueos a lo que fueron sometidos sus demoledores remates por zonas dos y cuatro hundió anímicamente a la rusa, que “despareció” del partido. No obstante se consiguió ganar un set que al final de la liguilla podría ser decisivo.

Los siguientes dos partidos serían a domicilio ante Yogur Sandra y San Pedro Bilbobús. Con la baja de Elisa Alonso, aquejada de gripe y cuyo puesto fue ocupado por Ana Belén Gómez, se perdió contra el primero por 3-2 (16-14, 9-15, 11-15, 15-10 y 15-4), lo que complicó la situación ya que el Bilbobús ganó a Caja de Ávila (que se quedaba, al igual que las torrelaveguenses, con dos victorias, por tres de las sestaotarras), por lo que el puesto de promoción estaba muy “disputado”. En Las Palmas de Gran Canaria jugaron: Larisa Lieva, Elvira Zakueeva, Cristina Gómez y las juveniles Vanesa Sáez, Ana Rosa García, Ana Rosa Gómez y Maru Fernández.

Para Sestao se recuperó a Elisa Alonso, aunque su concurso estuvo en línea con el del resto del equipo, que jugó descentrado y nervioso. No pintaron mejor las cosas y se volvió a perder, esta vez por 3-1 (15-7, 15-6, 8-15 y 15-6), si bien el equipo no descendió automáticamente al verse favorecido por otros resultados, por lo que para evitar la promoción se debía ganar al Caja de Ávila por 3-0 en la última jornada, estando ya prácticamente descendido el Yogur Sandra.

El bache de juego era evidente y había llegado en el peor momento posible. Los peores augurios se cumplieron y se perdió contra las abulenses -que se tomaron cumplida revancha- por 0-3 (8-15, 3-15 y 10-15). La alineación cajista estuvo compuesta por Cristina Gómez, Elisa Alonso, Larisa Lieva, Elena Zakureeva, Vanesa Sáez, Ana Rosa García –cinco inicial-, Ana Belén Gómez, Maru Fernández, Beatriz González y Belén de la Fuente. Quedaba por tanto jugarse todo una carta ante el subcampeón de la Primera División.

Tocó en suerte disputar la promoción contra Universidad de Granada, equipo de estudiantes de INEF que no tenía extranjeras. El partido de ida se disputaría en 8 de mayo en Granada y el de vuelta en Torrelavega el día 15 del mismo mes. En caso de empate a victorias, se jugaría el desempate el día siguiente al del partido de vuelta, también en Torrelavega.

Pero en el ínterin los días 16, 17 y 18 de abril se disputó en los Corrales de Buelna uno de los sectores de la primera fase de la Copa de S.M. la Reina. CLAS Cuesta Piedra, Playas de Benidorm y Caja Cantabria medirían sus fuerzas para intentar quedar primeras de este sector y así sumarse a los vencedores de los tres sectores restantes, jugando la fase final de la competición los primeros de cada sector. Se perdió en el primer partido ante las canarias del CLAS por 2-3, y se sucumbió también ante Playas de Benidorm por 3-0, lo que impidió el pase a la fase final.

Así que el todo por el todo iba a dar comienzo, en su primer envite, el 9 de mayo en Granada. Sólo ganar la promoción salvaría una temporada aciaga. Se ganó en tierras andaluzas por 1-3 tras 108 minutos de juego y donde las rusas del Caja Cantabria marcaron la diferencia. En el segundo partido y tras un comienzo titubeante las cajistas se impusieron a las granadinas por un inapelable 3-0, logrando así el ansiado objetivo de permanecer un año más en División de Honor.

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